AGUA SUPERFICIAL
El
agua dulce que utilizamos proviene de dos fuentes: agua superficial y
agua subterránea. La precipitación que no se infiltra en el suelo o
que regresa a la atmósfera, por evaporación o transpiración, se conoce
como agua superficial. Esta es el agua dulce que se encuentra sobre
la superficie de la tierra en ríos, lagos, pantanos y rebalses o
depósitos artificiales. Las cuencas hidrológicas o colectoras,
también denominadas cuencas de captación, son aquellas áreas de
tierra que captan y llevan el agua de escurrimientos hasta las masas
de agua superficial.
Al
agua que fluye por la superficie de tierra hasta los cuerpos o masas
de agua en superficie se le conoce como escurrimiento superficial,
y al agua que fluye por los ríos hasta el mar u océano se le denomina
escurrimiento fluvial. Un 69% del agua que llega a los ríos del
planeta proviene de la lluvia y de la nieve derretida en sus cuencas, y
el agua restante proviene de descargas de agua subterráneas. En
América del sur se localiza el mayor escurrimiento fluvial (26% del
total mundial).
Las cuencas fluviales, alimentadas en gran parte por la lluvia ocupan
el 60% del área de tierra firme y sustentada al 90% de la población
mundial.
La
deforestación puede causar cambios significativos en los patrones
estacionales de los escurrimientos fluviales. Estos pueden dar por
resultado mayores tasas de escurrimiento superficial e inundaciones
en temporada de lluvia, así como una gran probabilidad de ríos sin
agua en temporada seca.